Este
proyecto de cuarto etapas empieza su ciclo con el otoño.
El
otoño de nuestros campos y calles, que rodea nuestras casas, que llena nuestro
jardín y nuestros ojos.
Esta
etapa representada con toda la fuerza de sus colores, con todo el empuje de su
potencial regenerativo, es también trabajo científico sin afán de clasificación
o catalogación; trabajo artístico sin afán de manipulación, sin imposición de
cánones estéticos.
El
material orgánico recolectado se acomoda, se sitúa, se coloca delante de una
fuente de luz que captura la sensibilidad de las fibras, de sus líneas.
En
una de sus infinitas manifestaciones, la naturaleza se recompone.
El
ojo vuelve a ver lo que distraído veía en el sueño de las formas que retornan
encontrándose, recreando una mirada sobre ellas.
En
este trabajo experimental entre ramas, hojas, pétalos, raíces de un bosque
imaginado y reinventado, está el encuentro entre Julio E. Foster, fotógrafo, y
Carla Giampaolo, artista plástico.
Hojas,
semillas entran en el orden de sus miradas.
Se
deja aire al puro, simple y complejo juego del material vivo que nos vuelve a
emocionar.
Juego
de fibra a fibra hablando un lenguaje sensible a la belleza de la
transformación.
En
esta íntima investigación de planos cortos hay espacios de luz y sombras
guardadas entre los pliegues, escamas de piel y tejidos vegetales agitados por
el aliento de quien descubre un orden ya existente.
Las
relaciones entre el vacío dejado por una hoja y el lleno de un fruto, púrpuras
los equilibrios de los volúmenes, la flor recolectada y capturada en el momento
más fértil de su desplume.
Una
ínfima suspensión, una sombra como pluma sobre una hoja como escama del aire,
clorofila de luz.
Juego
de luz y sombras sobre una íntima suspensión del tiempo y un íntimo
recogimiento del espacio.
te superás en cada foto
ResponderEliminarLa suma de Carla y yo da estos resultados.
ResponderEliminar