Casi todos los días los veo pasar por delante de mi ventana. A veces pienso en el poder mortífero de estas armas letales. Otras en las altas tecnologías que somos capaces de desarrollar (acuérdensé que, aunque no participemos directamente en los principios de la aeronáutica, la aviónica y los misiles todos ellos se crean con nuestros impuestos, por eso el plural del pronombre). Pero últimamente pienso en la crisis económica. Intenté conseguir datos exactos en la web y todos son muy confusos. Sin embargo me queda la certeza de que cada vez que cada uno de estos bichos recorre el trayecto de un borde a otro de mi ventana estamos derrochando mucho de nuestra maltrecha arca pública que, al fin y al cabo, creo yo, debería servir para nuestro bienestar. Si le mandamos estar armas letales al enemigo, no va él a mandarnos otro tanto? No me siento muy confortable en ese bienestar. Y menos cuando El Banquero se embolsa una indemnización como para comprarse media docena de estos avispones.
Maltrecho mundo! Lo peor es que nos sentamos a ver pasar los aviones como si nada.
el enemigo es el banquero
ResponderEliminarY sus secuaces
Eliminar